El invierno huele a lluvia, provoca constipados y el frío se mete en los huesos. Pero también es cierto que el invierno sabe a castañas asadas. Es época de comprarlas y asarlas en casa o de disfrutarlas en la calle gracias a las casteñeras y casteñeros que aún hoy mantienen la tradición. Una zona de España donde más se vive y se quiere a este fruto seco es en el norte de España (León, Galicia, Asturias…), donde celebra la llamada fiesta del Magosto. En esta fiesta la castaña comparte protagonismo con la hoguera y se reviven épocas anteriores donde este producto de la tierra era tan importante como la patata o el maíz. Esta fiesta, con origen pastoril, es la forma de celebrar la recogida de la cosecha de la castaña que se realiza en el mes de noviembre. Los vecinos de los pueblos con tradición de Magosto, asan las primeras castañas de la temporada alrededor de la hoguera y disfrutan de un día en el campo con sabor añejo. Pero, ¿qué propiedades tienen las castañas para nuestro organismo? Las castañas son puro hidrato de carbono por lo que son un complemento ideal de nuestra dieta y una fuente de energía. También tiene vitaminas, hierro, fósforo y potasio. Además, contiene muchas menos calorías que otros frutos secos como la nuez. Para asarlas, es recomendable hacerles un pequeño corte para que se cocinen bien. También se pueden cocer en leche para luego hacer un puré de castañas, o cocerlas en agua, aplastarlas y añadirles un poco de mantequilla o leche. ¿Por qué no acompañar las castañas con una infusión? En esas tardes de invierno en que recuerdas tu niñez, lo mejor es sacar del armario Cariño de la Abuela, de La Tetera Azul. Un complemento perfecto para una tarde lluviosa.